“Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla.” Milan Kundera.
En la vida, a menudo, las cosas más importantes pasan por casualidad. Un cúmulo de pequeñas cosas se conjuran en determinadas ocasiones para llevarte por caminos insospechados como tan magistralmente describen Paul Auster y Woody Allen en muchas de sus obras. El 2009 empezó recién iniciada mi baja maternal tras el nacimiento de mi segunda hija en diciembre de 2008. El proyecto profesional en el que estaba en ese momento se desmoronaba y decidí tomarme un tiempo para dedicarme a mis hijas y, además, adentrarme en los nuevos retos del marketing y la comunicación online. Inicié un postgrado pero no pude continuarlo. El tiempo libre que decidí tomarme quedó truncado por una inesperada propuesta profesional que me depararía un profundo aprendizaje de la comunicación digital seguramente mucho más intenso del que hubiera podido lograr con la formación académica. Este aprendizaje no hubiera sido posible sin la amistad personal y profesional con un compañero de mesa y de angustias que fue el responsable y el detonante del inicio de mi blog y de una nueva visión de la vida: la vida en red se convertiría en mi nuevo paradigma. Un paradigma basado en la inteligencia colectiva y en la generosidad de la blogosfera. Estos nuevos parámetros han cambiado el rumbo de mi vida. El 2009 empezó como un año que tenía que ser fundamentalmente centrado en la familia y ha terminado como un año que me ha aportado profundas transformaciones en mis retos profesionales. Lo que todavía no sé es hacia dónde me llevará todo este proceso. De momento navego a rumbo abierto. Quizás dentro de un año pueda compartir con vosotros mi destino….